“El imperio de Yegorov” de Manuel Moyano / Por Martin Petrozza

El misterio detrás de las actividades de los famosos y adinerados siempre ha sido causa de intriga, sospecha y conspiración por parte del común denominador de los ciudadanos: el ciudadano promedio. A su vez, el hombre, desde sus más primitivos antecesores se ha fascinado con la idea de la muerte, y por tanto, de la inmortalidad. Numerosos mitos, leyendas, novelas, fábulas, etc., han prometido el secreto de la vida eterna en la tierra.

En El imperio de Yegorov (2014), el escritor español Manuel Moyano mezcla los imaginarios del mundo de la farándula norteamericana con el anhelo de la vida continuada. Ganadora del premio Celsius a mejor novela de ciencia ficción y fantasía en 2015, y finalista del premio Herralde de novela a su publicación, nos encontramos ante una historia que comienza en las selvas de Papúa Nueva Guinea, a manera del diario de un antropólogo que en campaña se infiltra para estudiar la lengua, usos y costumbres de los hamulai, una tribu en estado salvaje, cuyos miembros no envejecen, y termina en el imperio farmacológico de un ambicioso médico.

La historia se desarrolla a través del diario de un antropólogo japonés, de entrevistas policiacas, artículos periodísticos, grabaciones de conversaciones, noticias televisivas e impresas, testimonios, y más documentos que poco a poco develan el caso del misteriosos laboratorio Pine Inc.

Una novela que es una crítica al ser humano, a la sociedad norteamericana; un cuento de ciencia ficción, humorístico y que acompaña al lector de manera orgánica por la travesía de un nematodo parásito bautizado ficticiamente como Yashirum y su ciclo de vida. El que hace tambalear a la sociedad estadounidense, principalmente a la sociedad de los espectáculos, la política de alto nivel, y en general, a todo aquel capaz de pagar un tratamiento millonario a cambio de la más grande ambición humana.

Entretenida de principio a fin, es una novela que no puedes dejar de leer. Divierte, entretiene, hace reflexionar y critica de una forma tan natural que uno no se da cuenta de que está ante una obra mucho más profunda de lo que aparenta en principio. La técnica narrativa es destacable y evidencia el talento de Moyano.

Sin duda, una novela recomendada, de ágil lectura y sin desperdicio.