“Cicatriz” de Sara Mesa / Martin Petrozza

“¿Cuántos artistas no murieron sin expresarse?”


Sonia, una adolescente común, se adentra en los misterios de un foro de Internet. No encuentra a su alma gemela, ni a un asesino en serie, pero encuentra a Knut, un chico de su edad que vive con sus padres y piensa de una forma muy diferente a la de la mayoría.

En Cicatriz (2015), Sara Mesa (1976) nos entrega una historia de amor basada en la crítica intelectual, el hurto de libros y objetos varios, y de la curiosidad. Gracias a una narrativa que atrapa, descubrimos el extraordinario modo de vivir de Knut, y lo plano y vacío que se describe el mundo de Sonia, un mundo de oficina, boda, hijo; un ciclo que repetimos la mayoría de las personas, quizá, sin cuestionarnos si es realmente el modo en que deseamos vivir. Sin conocer nuestros talentos, o, en el peor de los casos, rechazándolos por la necesidad de trabajar ¿Cuántos artistas no murieron sin expresarse? ¿Alguna vez te has preguntado qué harías si no tuvieras que trabajar?

A todo ello sumemos un ligero toque erótico, pero, como de costumbre en la vida de Knut, no un erotismo tradicional, sino uno basado en leer y comentar libros, en escribir y corregir textos, en jugar con la imaginación de quién será la persona del otro lado de la computadora. Una relación epistolar moderna y poco convencional que semeja al amor cortés de la Edad Media, pero con Internet mediante.

Una crítica a la vida manufacturada del siglo XXI, una crítica al desperdicio de los talentos y una invitación al pensamiento crítico y libre que forja individuos plenos.

El tiempo en Cicatriz transcurre sin importancia. Fragmentos que ocurren unos después de otros, o viceversa, nos adentran en la esencia de la relación de dos personajes proclives al autoexilio social. La novela transcurre entre correos electrónicos, cartas, conversaciones y mensajes de texto, sin dar importancia a los ambientes o lugares; aunque se sabe que todo ocurre entre un pueblo imaginario llamado Cárdenaz (ya antes mencionado en la obra de la autora), donde vive Knut, y en un lugar sin nombre, a 700 km de éste, donde vive Sonia.

Una novela que aborda de manera magistral todos los ángulos de una relación informal, intelectual, erótica, que raya el acoso y la obsesión, lo mismo que al amor más incondicional. Un complejo amalgamado de sentimientos que pueden resumirse en amor u obsesión, sin llegar a un acuerdo definitivo. Para unos, Knut será un librepensador, un filósofo moderno; para otros, un simple pervertido, un anormal. Para algunos, Sonia será una oveja del rebaño: para otros, una mujer curiosa y astuta.

Cicatriz fue ganadora del premio Ojo crítico de narrativa en su XXVI edición, en 2015, en España.

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