Cementerio de moscas de Max Pinedo / Danny E. Barrenechea León

“…estamos frente a una de las novelas más arriesgadas que ha propuesto la generación de Max Pinedo, una novela que evidencia el aprendizaje necesario que debe tener cualquier aspirante a narrador: ser un excelente lector…”


Cuando un escritor despierta a su vocación, sin duda lo hace después de una epifanía provocada por una suma de aprendizajes provenientes de intensas lecturas, escritores consumados que bebieron impetuosamente de su tradición es una ley natural. Ya con el aprendizaje instalado se inicia el ejercicio alucinante del novel tratando de establecer un estilo propio en medio de una vorágine de tendencias narrativas. 

Max Pinedo, joven novelista y dramaturgo peruano, sigue senderos similares a la de los grandes maestros del siglo pasado, pues antes que nada Pinedo es un excelente lector que ha asumido con responsabilidad el aprendizaje del quehacer narrativo: ponderar lo heredado e instalar un estilo propio, y en esto incluyo el empleo de la técnica y la arriesgada elección de impregnar con lo propio una historia intensa y compleja tanto en la forma como en el fondo.

Cementerio de moscas [1] es la segunda novela de Pinedo, y por tanto más arriesgada y ambiciosa que la anterior. Se observa en el estilo narrativo que abre las intrincadas historias de sus personajes: una descripción visceral, introspectiva, por momentos surreal y sucia. Por ejemplo, la cotidianidad de Bryan Seminario, uno de sus personajes centrales, a través de cuyos ojos nos instalamos en un universo caótico y desprovisto de misericordia contra quienes caminan siempre al filo de la navaja.

Los personajes de Cementerio de moscas están rotos, poseen una fractura irremediable que impide que la razón conduzca sus pasos. Todo lo contrario. Existe en ellos un ánimo destructivo, un coqueteo constante con la locura, la insania y el patetismo (Tanatos), no existe un solo atisbo de júbilo, porque hasta el amor es un infierno indecible ¿Y la literatura? Termina siendo un mundillo sucio, lleno de egoístas, escritores sin talento y musas de la nada.

Otro elemento que resalta en la novela es el empleo de la polifonía. Pinedo tiene la paciencia para construir un universo donde las acciones y los personajes parecen extraviarse en un sinsentido, pero la narración va soltando pistas sobre los motivos que empujan a los protagonistas a estas acciones. Estas pistas radican en las diferentes voces que habitan estas páginas, a veces en el pasado. otras veces en el presente, incluso desde la locura o el amor.

En conclusión, estamos frente a una de las novelas más arriesgadas que ha propuesto la generación de Max Pinedo, una novela que evidencia el aprendizaje necesario que debe tener cualquier aspirante a narrador: ser un excelente lector. Y como ya mencioné Pinedo ha leído bien a sus antecesores, y con dicho aprendizaje ha decidido resistir en su ambición de construir universos literarios que salgan de la mera anécdota paternalista y familiar. En su lugar, nos invita a volvernos a la complejidad y totalidad de antaño, pero con una vitalidad propia de los nuevos tiempos.


[1] En México, pueden adquirir el libro en formato impreso en los siguientes establecimientos: Literalmx.com, Buscalibre.com, Librería El Sótano y Librería Impronta.

Nuestro colaborador invitado: Danny E. Barrenechea León es poeta y docente peruano. Estudió Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal. En 2012 publicó el poemario Naufragios. Ha participado como ponente en diferentes ediciones de la FIL Lima. En la actualidad estudia Docencia en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya.

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