El cartel. Don Winslow. Por Javier Moro Hernández

“…se da cuenta que sus ansias de paz se encuentran en realidad corroídas por sus ansias de venganza…”



La historia del narcotráfico mexicano se ha escrito a través de diferentes visiones, en diferentes momentos, a través de diferentes voces, que en ocasiones nos cuentan visiones encontradas de un fenómeno complejo, que se ha desarrollado a lo largo de la historia de nuestro país. Contar la historia resumida del narcotráfico no es cualquier cosa. Contar la historia del narcotráfico y convertirla en una novela, es un reto enorme, al que el escritor norteamericano Don Winslow se enfrentó en su novela El cartel publicado hace unos años por la editorial RBA.

Creo que mucho del interés que genera el narcotráfico y sus protagonistas proviene del misterio que genera un negocio ilegal, que deja amplios márgenes de ganancia. Para muchas personas el narcotráfico es un negocio cuasi mítico que convierte a sus líderes en anti-héroes, personajes que se enfrentan al Estado y a sus fuerzas de seguridad, que salen ilesos de terribles enfrentamientos y balaceras desatadas por sus enemigas. Es como si las leyendas de bandoleros, como el mismo Malverde, Chucho el Roto o el Tigre de Santa Julia, se hubieran enquistado en la memoria colectiva y hubieran renacido en las figuras de estos nuevos bandoleros, que ahora no se dedican a robar a los ricos para ayudar a los pobres, sino que trafican con sustancias como la marihuana, la cocaína, la heroína (ahora la nombrada droga número uno: el Fentanilo) a los ricos del otro lado de la frontera para regresar el dinero a las comunidades pobres de las sierras de Sinaloa, Jalisco, o a las selvas profundas de Colombia.
Por supuesto esta es una imagen falsa, construida a base de prejuicios y de ideas preconcebidas. El narcotráfico es un delito que mueve miles de millones de dólares, y sus principales líderes no son el “Chapo” Guzmán o el “Mayo” Zambada. Ellos serían en realidad los gerentes de empresas multinacionales, que crecen y se fortalecen gracias al apoyo, a la protección de redes enquistadas al interior de los Estados y de sus fuerzas policiales. Por desgracia, el gran público prefiere continuar idolatrando a personajes de barro y creer en mitos falsos, que son alimentados diariamente a través de la llamada narco-cultura.
Pero todo eso es tema de otro tipo de textos. Aquí queremos hablar del libro El cartel del escritor norteamericano Don Winslow (1953), quién dedicó varios años a la escritura y a la investigación de las mafias. Tanto norteamericanas como mexicanas. Su novela más aclamada antes del Cartel es El Poder del Perro.
El Cartel (Premio de novela RBA en 2015) es protagonizada por el agente Art Keller, quien se encuentra retirado de la DEA cuando se entera que su archienemigo, el narcotraficante mexicano Adán Barrera ha puesto precio a su cabeza tras el fallecimiento de su hija: Dos millones de dólares. Y lo peor está por venir ya que Adán termina por escaparse de la cárcel mexicana en la que está recluido.
De ahí, se desata el infierno, ya que Barrera empieza a reorganizar su antiguo imperio criminal y las secuelas son muertos y asesinados a lo largo y ancho de México. El cartel del pacífico se fortalece y crece y Barrera se convierte en el escurridizo pero poderoso dueño de un imperio criminal que tiene ramificaciones en Colombia, Guatemala, el sur de México, toda la costa del pacífico mexicano, y las ciudades fronterizas de Tijuana, Cd. Juárez, y tiene un control total del desierto de Sonora. Y, aun así, quiere más, necesita más. Las fuerzas lidereadas por Barrera iniciarán una guerra en contra del Cartel del Golfo, cuyos sicarios se han conformado en un ejército privado: Los Zetas. Un nombre que terminarán por producir temor ahí en donde se encuentren.
El Cartel es una obra inmensa, que trata de resumir los primeros quince años de las guerras del narcotráfico en nuestro país. Sinaloa, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Cd. Juárez, Tijuana, Monterrey, son estados, son zonas del país, son ciudades del país, que conocerán de frente el horror de la guerra. Keller estará ahí, en la primera línea de batalla, tratando de detener a su archienemigo Barrera, cuyo poder solo ira creciendo cada vez más. Keller no lo entiende del todo, pero es que este poder no solo se basa en la riqueza de producir, comercializar, vender toneladas de droga, que pasan a través de nuestro país, para llegar a las calles de las ciudades de los Estados Unidos, en donde se consumen con fruición. El poder de Barrera reside principalmente en su capacidad de corrupción. Y la verdad es que los grandes jefes policíacos de México, aquellos encargados de supuestamente luchar en contra de él y de los otros grupos del narcotráfico, han vendido su voluntad y su capacidad al supuesto enemigo. México se llena de armas y de droga barata. Pero sobre todo, México es la cuna de la corrupción. Y nadie esta exento. Y Keller no logra arrancar esa fuerza. No logra detener a Barrera.
El Cartel además logra construir la subtrama de las víctimas, principalmente al contarnos la historia de un grupo de mujeres decididas a defender sus casas, sus familias, su pasado, en el Valle de Juárez. Un territorio eminentemente agrícola cercano a Cd. Juárez, que se convertirá en una zona de guerra entre Los Zetas y los remanentes del Cartel de Juárez, unidos en contra del Cartel del Pacífico o de Sinaloa, cuyos grupos armados son pandillas locales, que terminan armados hasta los dientes, peleando en una guerra urbana desalmada para destruir a todo aquel que se atraviese en su camino. Llámese madres, doctoras, defensores de derechos humanos, campesinos o periodistas. Nadie está a salvo. Y Keller se enamorará de una de las líderes de esas defensas desesperadas en contra de las fuerzas delincuenciales que quieren arrasar y controlarlo todo.
Pero en este escenario caótico, de todos contra todos, no se debe olvidar el triste papel que juega el ejército mexicano en esta zona del país, como un alfil, como un aliado de los diferentes jugadores. México es un campo de batalla y nadie está a salvo de ese baño de sangre, alimentado por las sustancias ilícitas y el dinero que riega la corrupción institucional.
Uno de los elementos centrales de la novela de Winslow es que la violencia de nuestro país es alimentada por esta corrupción institucional, que corroe tanto a las fuerzas policiales de todos los municipios esenciales para el tráfico de enervantes, sean pequeños o grandes, o las policías estatales, o la misma policía federal o a la misma Procuraduría General de la República (ahora bautizada como Fiscalía.) Pero ni el ejército ni la Marina se salvan, sino al contrario, son jugadores esenciales para permitir y perpetuar esta violencia que nos corroe.
Al final, Keller se da cuenta, que sus ansias de paz se encuentran en realidad corroídas por sus ansias de venganza en contra de Barrera. Y éste, a su vez, es un personaje que quiere controlar todo y convertirse en el gran emperador de las drogas en México. Narcisismo y violencia son parte de la sangre que bombea al sistema del narcotráfico. Locura y ansias de poder, venganza y dolor, son parte de este sistema, que impide que la paz regrese a nuestro país. Si es que alguna vez, México, la conoció. El Cartel es así, una obra que resume muchos de los terribles problemas que aún siguen corroyendo a nuestro país.

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