“El Reino de este Mundo” de Alejo Carpentier / Por Argentina Casanova

“…un escritor comprometido no tiene que relacionarse con su presente en un sentido literal…”


Ampliamente conocida es la obra de Alejo Carpentier y ha sido objeto de análisis de múltiples especialistas, sin embargo aún existen insuficiencias para la interpretación global de la misma por parte de los lectores.

La Habana vio nacer en 1904 a Alejo Carpentier quien es considerado por la crítica como uno de los más egregios novelistas contemporáneos de la lengua española. Toda su producción literaria es el reflejo de sus ideas progresistas y de su fe en el ser humano.

El escritor en 1943 viajó a Haití donde recorrió por la costa a Ville Sur Cap, hasta la región del Norte, regresando por Mirbelais y el Macizo Central. Estuvo en la casa de Paulina Bonaparte, en Sans-Souci, en la Citadelle La Ferriére… la experiencia recibida fue decisiva porque coincidía con su pleno vigor creativo. Surgió así la idea de El reino de este mundo, que se publicaría en 1949, para darle fama universal.

La crítica literaria ha demostrado especial interés por el estudio de los más altos valores de la obra carpenteriana. Como puntos esenciales, en este sentido, deben considerarse las valoraciones en torno al lenguaje barroco del escritor y su tratamiento estético.

En las obras de Carpentier transpira un estilo rico en ideas e imágenes, expresiones llenas de naturalismo que responden a una finalidad estética. Su estilo barroco se define por una singular riqueza expresiva, vitalidad, exuberancia, dinamismo y sobre todo musicalidad.

Su léxico es rico y de gran expresividad. Utiliza americanismos, latinismos, neologismos, voces desusadas. Sus términos tienen una funcionalidad práctica dentro de la obra, pues sirven para caracterizar una época, una situación, un ambiente. El dominio que posee el escritor de nuestra lengua, le permite emplear ciertos vocablos con diversas formas de tipo morfológico. Estos, incluso, pueden ser de su propia invención, los que repite en muchas obras, ya sea como verbo, adjetivo o sustantivo.

Estas particularidades de la prosa carpenteriana se apreciarán con mayor nitidez en el análisis textual de un subtexto seleccionado de la novela El reino de este mundo en el que a partir de una metodología general, en correspondencia con las particularidades del texto seleccionado, se utilizó el siguiente procedimiento de trabajo: 

   El escritor provocó en su día apasio­nadas polémicas acerca de su actitud ante la situación política cubana durante la revolución. La crítica se lanzó a enjuiciar la persona de Carpentier, y deploró que ni su vida ni sus obras literarias se correspondían con sus llamamien­tos al compromiso político. En este texto no pretendo tomar parte en la discusión sobre Carpentier y la revolu­ción cubana, sino analizar la representación de la revolu­ción en novelas que Carpentier escribió antes de la misma. El análisis de la actitud de Carpentier hacia la “idea” de revolución arrojará alguna luz sobre las contradicciones que se observan en sus escritos antes y después de la revo­lución cubana; la clave de tales contradicciones está en que Carpentier tiende a transformar la Historia en simulacro dentro de su novelística.

   La revolución es un tema recurrente en la obra de este autor. El reino de este mundo (1949) representa los distin­tos intentos de toma de poder por parte de la población ne­gra en Haití. Por su parte El siglo de las luces (1962) se desarrolla durante la revolución francesa, y la historia tiene lugar en Francia y en el Caribe. En momentos en que la situación política cubana ebullía, llama la atención el que Carpentier—que se identificaba con el papel del escritor comprometido políticamente—retrocediera tanto al pasa­do en su labor literaria. Y es que un escritor comprometido no tiene que relacionarse con su presente en un sentido literal, como indican estos comentarios de Carpentier: Para mí no existe la modernidad . . . el hombre es a veces el mismo en distintas edades y situarlo en su pasado puede ser también situarlo en su presente.

La actitud de Carpentier concuerda con una visión de la obra artística que establece una clara distinción entre la li­teratura y la crónica: para Carpentier la representación de la Historia en la literatura ha de guardar una distancia tempo­ral entre el momento de la narración y lo narrado. De acuerdo con esta visión la obra literaria se sitúa invaria­blemente en una dimensión aparte de la realidad; la litera­tura es ficción, y como tal el que la escribe no puede im­plicarse directamente con la realidad histórica inmediata.

Conforme a esta concepción, Carpentier no crea contextos nuevos, sino que escoge momentos históricos pasados, y los representa para reflexionar sobre el presente. El autor toma la Historia como un texto fragmentario en el que es posible tomar trozos y llenar huecos para construir una narración. En El reino de este mundo y en El siglo de las luces Carpentier representa la Historia de una forma “no ideoló­gica,” porque ninguna de estas novelas ofrece una sola visión de la realidad, sino que integran todas las contradicciones en las que incurre el espíritu revolucionario: estas dos novelas no constituyen un discurso homogéneo o cerrado, sino que presentan opiniones en conflicto.

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