Domingo de Summertime de Itzel Guevara del Ángel / Adriana Dorantes
Todos los relatos que lo contienen funcionan como una suerte de constelación, tienen muchos puntos en común y sin duda en conjunto forman algo orgánico y tangible, pero también tienen sus matices de individualidad, unos más lejos de los otros, pero siempre en comunicación.
Si pudiera pensar en conceptos específicos que ayudaran a definir el carácter de los diez relatos que conforman Domingo de summertime, estos serían: fracaso y soledad. Todos los cuentos tienen su forma peculiar de mostrar estos elementos, pero también incluyen en diversas dosis la decepción y lo inamovible. Itzel Guevara del Ángel rescata diversas situaciones cotidianas y a partir de ellas muestra maneras distintas de ser desgraciado: es recurrente la lucha constante que no termina en éxito, las decepciones amorosas y la falta de comunicación aparecen en más de una ocasión; también está latente la incomprensión del mundo, no del mundo en el sentido del universo, sino de los mínimos y pequeños mundos personales a los que se enfrentan los personajes que, aunque pequeños como son, tienen una fuerza desgarradora y suficiente para romper cualquier equilibrio.
Hay muchos aciertos en la narrativa de Itzel Guevara: la concisión en las palabras; la penetración exacta en las mentes y sentires de sus personajes; la agilidad suficiente para convertir al lector en cómplice; la sutileza para introducir detalles; la fina mirada que hace que cada relato esté contado desde el punto de vista adecuado; la empatía justa y precisa; el balance perfecto entre lo simple y aparentemente banal y lo trascendente y profundo, esto extendido de manera uniforme a personajes, situaciones, hechos.
En Sandro cantaba desde el tocadiscos se nos descubre una historia de unas gemelas que se supone comparten todo, incluso el nombre, pero esto deja de ser así cuando una tiene a un hombre en la cama y la otra no. En Notas de viaje una muchacha sobrevive a un intento de violación. Mami está enferma trata de la vejez y la decrepitud: revela cómo se concentran los cuidados ante alguien enfermo y de lo que implica renunciar a uno mismo, a veces, para estar en donde los otros necesitan.
Montana trata sobre la búsqueda del éxito en una conquista, acompañada por la certeza del fracaso; es sobre saber lo que no debemos hacer, en cuanto a relaciones afectivas se refiere, pero de todos modos hacerlo y terminar hundidos en la tristeza. En una línea similar se encuentran Lagartos en la nieve y Charlie’s angels, que con sus historias bien definidas, tratan de la falta de pertenencia y de comprensión. Sus protagonistas son jóvenes que ven pasar la vida, pero se sienten incómodos en ella. La existencia en general parece que para todos resulta interesante y exitosa, menos para ellos. En Corredores vuelve el tema de la incomprensión y del amor no correspondido.
Educación sexual es quizá el mejor logrado. De las manías de una mujer obsesiva con la limpieza y controladora de la educación de sus hijos, la autora nos lleva a verla como la víctima de un marido que a donde sea que va comete acoso sexual. Lady Di es uno de los relatos más conmovedores, con un personaje entrañable y muy bien descrito. Es otro cuento de fracaso, de no ser lo que se quiere, de no lograr y de, sin embargo, salir con la frente en alto.
En Esa visible oscuridad, William Styron ofrece una breve lista de pintores, escritores, artistas en general, que se han suicidado. Varios de esa lista se suicidaron en domingo: José Asunción Silva, Yasunari Kawabata, Cesare Pavese, Ernest Hemingway, Mariana Tsvetáyeva, por ejemplo. El personaje principal del cuento que le da título al libro, Domingo de summertime, es una chica universitaria que se suicida en domingo con la canción de Janis Joplin (también suicida de domingo) como antesala al hecho. Este cuento es uno de los más estremecedores, en él abunda el vacío, la nulificación, la tristeza; además de que está conducido por una narrativa tan bien delineada que el lector no sabe que lo está contando alguien que ya murió.
En 2020 Domingo de summertime ganó el Premio Bellas Artes de Cuento Hispanoamericano Nellie Campobello. Todos los relatos que lo contienen funcionan como una suerte de constelación, tienen muchos puntos en común y sin duda en conjunto forman algo orgánico y tangible, pero también tienen sus matices de individualidad, unos más lejos de los otros, pero siempre en comunicación.