Habitantes del aire caníbal de Iliana Vargas / Adriana Dorantes

Habitantes del aire caníbal

9.4

TRAMA

10.0/10

PERSONAJES

9.0/10

ESTILO

9.0/10

ESCENARIOS/AMBIENTACIÓN

10.0/10

IMPACTO

9.0/10

Lo mejor

  • La imaginación y la manera de introducirla en cada cuento
  • La experimentación en fondo y forma

Puede mejorar

  • Algunos aspectos son tan extraños que llegan a ser crípticos, podrían necesitar mayor descripción en algunos detalles

Habitantes del aire caníbal es un libro de cuentos que reta de una manera absolutamente inquietante aquello con lo que convivimos todos los días, lo transforman y siembran la semilla del desconcierto; cuentos que llevan al lector a mundos fantásticos e imposibles, pero al mismo tiempo coherentes con sus peculiaridades propias.  

Los cuentos de Habitantes del aire caníbal recuperan aspectos familiares, detalles con los que nos podemos sentir identificados: hay historias de madres, padres, hermanos, relaciones comunes entre ellos; asimismo los personajes ejecutan acciones cotidianas, pero es la forma en que esto “conocido” se presenta, de una forma tal que irrumpe lo extraño, lo fantástico, lo inesperado y lo maravilloso. Este libro es una constante invitación a mirar las cosas desde otras perspectivas ya que para la autora todas las cosas tienen potencial de abarcar infinitas posibilidades.

Existen algunos hilos conductores que se pueden engarzar a partir de ciertos temas. Pienso en ellos como una suerte de constelación; los cuentos existen en una misma atmósfera fantástica con algunos elementos que los unen, pero de manera individual cada uno brilla y se define como distinto. También pienso que más allá de temas, para abordarlos se debe partir de “inquietudes”, detalles que son constantes pero que se presentan de manera distinta. Una de esas inquietudes, absolutamente evidentes está en el tema de la transformación; otra es el sueño, igualmente con sus peculiaridades. Y finalmente está la intención de generar un nuevo lenguaje pues el nuestro no se adecúa por completo a las necesidades de las historias.  

Reseñar un libro de cuentos es complicado ya que impera la necesidad de decir un poco sobre cada uno de ellos y nunca es suficiente lo que se diga. De cualquier modo intentaré hacer un recorrido rápido, una pincelada de lo que podemos encontrar en este libro.

El primer cuento, “Saturniana” es una suerte de arte poética pues abre el libro y es el primero que habla de la transformación, aquí a través de la palabra. En “Oración” tenemos la historia de una niña que se convierte en una virgen halada de marfil que parece que concede milagros a capricho. Otra manera de tratar las transformaciones sucede en “Casa-Barco”, aunque aquí es más del paisaje y del entorno. Este cuento destaca por la premisa y la aparente normalidad: unos hermanos asisten a un cumpleaños de una señora que los cuidó de niños. Aún en el apogeo de la fiesta ellos se van a dormir, pero al amanecer se dan cuenta de que están solos y además se encuentran en otro lugar totalmente diferente al que llegaron y en donde la neblina dura días, por lo que no pueden salir de ahí.   

Hay dos cuentos que versan sobre la fabricación de cosas, de personajes que dedican su vida a ciertos oficios de una manera “heredada” o por familia. Uno de ellos es “Ogresa cosmofotopática” (donde también se introduce la experimentación lingüística) y es la historia de una familia de ogros donde el Padre es el fabricante de máquinas. Otro cuento que va sobre esta línea es mi favorito: “Máquina Orquesta Máquina” donde se ve una concatenación de varias de estas inquietudes: el personaje es un niño, es un cuento “onomatopéyico” que intenta reproducir el lenguaje de las máquinas, hay una transformación al final. 

En este relato se muestra la “vida” que adquieren las máquinas cuando funcionan. Pero también trata de un niño, Fabricio, que pertenece a una familia de sastres que tiene la capacidad de ver las cosas con un resplandor distinto. Un buen día las máquinas están desincronizadas, la tela que está cerca de las máquinas se enreda porque las máquinas no están marchando de manera correcta. Pero ese día, Fabricio las arma de nuevo sin problemas como si hubiera llevado toda una vida dedicado a ello.

Hay otras historias enmarcadas por el tema del sueño. “Kan/trahc”, cuento apocalíptico en el que aparece una suerte de científico que está haciendo una bitácora de su experimentación con cárnico fósforo y automutilaciones asistidas. También “Señales en fuga” abunda en una manera de narrar las fronteras del sueño y la vigilia y el papel de los sonámbulos y el insomnio; los peligros de cruzar entre esas fronteras o dimensiones. Al final es un cuento también de transformación porque el personaje principal se modifica a sí mismo. 

“Maremágnum” es la historia de Andrina y de cómo por una curiosidad infantil confunde yogurt con Ajax Amonia. Lo importante de este relato, que podría ser muy común y simple y enmarcado en las lecciones para padre para no dejarlos solos en casa, se transforma en un relato que ofrece una descripción de lo que pasa en ese estado del más allá provocado por la ingesta del Ajax. Andrina se desprende de sí misma, se transforma, y se encuentra nadando en un mar inmenso, que es en realidad el espacio que ocupan los muertos antes de tiempo, un maremágnum majestuoso.  

Un punto fundamental es que para la autora son importantes las formas, no sólo el fondo. Por eso experimenta con los espacios en blanco y acomoda frases de cierta forma al estilo de Un golpe de dados de Stephan Mallarmé. También por esto, imagino, no usa los convencionales guiones para diálogos y gusta de inventar un lenguaje propio de las máquinas.  

Habitantes del aire caníbal es un libro de una frescura inaudita, que cumple con lo que Alberto Chimal llama “literatura de imaginación”, un libro que remueve y saca de la zona de confort incluso a los lectores que están preparados para hallar mundos alternos y realidades diferentes.

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