El problema de los tres cuerpos de Liu Cixin / Martin Petrozza
La ciencia: un método de cuatro pasos que ha brindado a la humanidad comodidades, sufrimiento, intriga y traición.
La carrera por destacar en alguna de las diferentes ramas científicas, lleva a China hasta el descubrimiento de vida extraterrestre, no muy lejos de nuestro planeta. En Alfa Centauri, un planeta que sufre la existencia de tres soles que giran en órbitas gravitacionales, impredecibles, que generan climas extremos, anhela la conquista de un mundo estable.
La trama de El problema de los tres cuerpos (2006) nos adentra en la revolución cultural china, cuando el partido comunista juzgó de contrarrevolucionarios a muchos profesores de ciencia.
Escrita en chino en 2006, traducida al inglés por Ken Liu (2014) y al español por Javier Altayó (2015), fue la ganadora del Premio Hugo en 2015 y mundialmente galardonada como una obra maestra de la Ciencia Ficción dura. Parte de un problema matemático homónimo: el movimiento y posición de tres cuerpos que parten de una posición y a una velocidad cualesquiera, es imposible de predecir por el método de las cuadraturas o integrales de movimiento. Sobre este problema teórico-matemático, Isaac Newton escribió: “La resolución del problema de los tres cuerpos excede toda capacidad e ingenio humano”.
Desde esa vara tan alta, Liu Cixin desarrolla un mundo que experimenta en carne viva el problema de predecir las salidas y ocultamientos de tres soles: el planeta llamado Trisolaris. Desde tiempo remoto, los trisolarianos se han dedicado a la exploración del universo en busca de vida inteligente que pueda existir en un mundo de eras climáticas estables. Por azares del destino, la profesora de astrofísica Wenjie descubrirá la existencia de esta peculiar civilización, y en un impulso generado por el odio a la humanidad que asesinó a su padre en la Revolución Cultural, pedirá ayuda a los extraterrestres para que vengan a poner orden a una civilización humana perdida en guerras y capaz de matarse a sí misma y a su medio ambiente.
Para no develar más sobre la trama, digamos que los planteamientos filosóficos de la novela son: ¿qué pasaría si nuestra ciencia no se pudiese desarrollar más? ¿Cuáles son los límites del entendimiento humano? ¿Por qué, si la humanidad es capaz de avanzar en lo tocante a la ciencia, le cuesta tanto ir a la par en torno a la virtud? ¿Una civilización más avanzada tecnológicamente, es necesariamente más ética? Y sobre todo: ¿hasta qué punto podemos confiar en nuestra física? Para aclarar esta última pregunta, pongamos un ejemplo: ¿cómo sabemos que aquel orden universal descrito en las leyes de la física no es tan solo un caos temporalmente ordenado, como el de una cobija arrugada que en algún punto no presenta protuberancias y que vista desde muy cerca aparenta ser parte de una cobija totalmente extendida y lisa?
Con una narrativa más abstracta que física, los personajes de la novela deberán resolver todos esos misterios al mismo tiempo que tratarán de salvar la dignidad humana.
Un imperdible de la ciencia ficción.