Bajar es lo peor de Mariana Enríquez / Martin Petrozza
Una historia de amor punk llena de pasión adolescente ocurre en la Argentina marginal de la década de los noventa. Aclamada por la crítica, Bajar es lo peor (1995) es la primer novela de la escritora argentina Mariana Enríquez, escrita a sus diecinueve años y hoy reeditada por Anagrama en 2022. Una novela oscura, magnética y desgarradora.
En una Argentina decadente, en mil novecientos noventa y tantos, Facundo, un chico hermoso al puro estilo vampírico se prostituye para vivir; es una estrella de las calles. Quien lo mira se embelesa con su blancura y su fragilidad pero, sobre todo, con sus aires de indiferencia hacia el hostil mundo que le rodea. Incluso su madre duda que tenga sentimientos, algo que dé muestras de vida, o de empatía por algún otro ser vivo.
Narval, un adicto a la heroína, se lo pasa deambulando por el barrio en busca de su única luz en la oscuridad: Facundo. Perseguido por aterradoras alucinaciones que rayan en lo material, se enfrenta al miedo y a la soledad de la marginación. No es un vistazo más al mundo de la adicción; es la adicción vista sin prejuicios, retratada fría y magistralmente. La adicción, resultado natural de la mala situación económica, de la incertidumbre sobre el rumbo de un país en constante crisis, donde, a pesar de ello, los chicos quieren amar, pero no saben hacerlo.
No cabe duda de que la narrativa de Enríquez es potente, cruda, tan hermosa como una catedral gótica. Nos sumerge en el paisaje frío y gris de las drogas duras, la vida nocturna y la crisis existencial de una generación que no tuvo futuro: la generación de la década de los noventa en Argentina. Una novela de terror, una novela de romance, una novela de realismo sucio-mágico, una novela de vampiros o una novela de protesta política. Todo ello en una mezcla de sexo, drogas y mucha paranoia. No es de extrañar que Bajar es lo peor sea hoy una novela de culto, una novela underground. No apta para público sensible.
La poética visión de la autora sobre el sexo homosexual seduce al grado de olvidar por un momento que un hombre sólo debe amar a una mujer. El lazo de amor fraternal, al tiempo que romántico, que enlaza a Narval y a Facundo devela la fragilidad de lo establecido ¿Qué es amar? La humanidad lo ha olvidado; nadie ama, todos desean, ambicionan, idolatran o se fanatizan con la idea del otro, con el ideal de belleza, o… quizá, mejor dicho, todos tienen miedo de no ser amados, y por ende, pretenden amar.
Carolina, una adolescente de diecinueve años, rebelde y alocada, se enamora perdidamente de Facundo, el semidiós, pero este no le corresponde como ella quisiera, como le han dicho que debería de suceder. Su dolor es tradicional. Quizá por ello no encaja en el ensombrecido cuadro de un amor que sólo comprende a los ángeles caídos: un dolor que proviene de la gradual pérdida de luz. El único lugar que les queda para amarse es el vacío en el tiempo y el espacio que genera estar colocados. Todo lo demás importa poco. Afuera no hay nada. Adentro, está frío y oscuro; hay monstruos.
Probablemente la primer novela de su género.