La raíz de la memoria de Purificación García / Francisco Rapalo
Por Francisco Rapalo
Una magdalena es un pan calentito y dulce, que cabe en una mano. Y quizás no pueda comerse de un bocado, pero dura poco. Un instante. Así puede pensarse La raíz de la memoria, de Purificación García Díaz: una novela que contiene, como una lata, escenas que se derriten en la boca. Una caja de magdalenas. El tiempo volviéndose migajas.
Así inicia: la narradora (a la que nada más conocemos por su inicial, E.) prepara con entusiasmo unas magdalenas para su cuñada, que está atravesando una quimioterapia. El único postre que no le revuelve el estómago. Un comienzo inverso al de Proust: en este caso la magdalena es para otro. Estamos excluidos de ese viaje interior, lo observamos desde fuera.
Mediante entradas de un cuaderno, notas como de un diario íntimo, la narradora relata su estadía cuidando a Alda, trenza la recuperación del cáncer con otras tantas historias reveladoras: la presencia indeseada de uno más es de los hermanos de su marido, una madre que está lejos y enferma, una amiga fantasmagórica que cuida su casa en la ausencia, casa a la que no volverá por un año.
Doce meses se transforman en una vida paralela. ¿De qué está hecho para un cuidador ese tiempo en hospitales, en casa ajena, en un lugar en el que no se vacaciona, pero en el que tampoco se hace rutina?
Con una sutileza exquisita, la autora construye una narradora que es capaz de enfocar lo mínimo con el asombro de lo abisal. A fin de cuentas, está presentando en gran parte la historia de la familia de su marido. Es una verdadera observadora que desentraña los lazos que constituyeron esa telaraña de la que también forma parte.
El leitmotiv de la novela es el color: el de la comida, el cielo, la piel, las flores, la pintura de una casa, el de un pañuelo y el del mar. Pero no se trata de una paleta de colores estable, tampoco del gradiente de un arco iris. No hay jerarquía. El negro, el blanco, los verdes, los azules y los violetas, todo forman parte de la vida. La autora parece señalar a través de este elemento las falsas dicotomías que nos imponemos en el día a día. ¿Qué es ser feliz? ¿Qué es no serlo? ¿Dónde empieza y dónde termina la enfermedad? ¿Y la salud?
La prosa es clara pero nunca transparente: hay misterio, secreto encarnado. Oraciones breves, adjetivación cuidada, una sonoridad exquisita; nunca cae en la austeridad ni el lugar común. García Díaz tiene un estilo poético que no necesita de la mediación de un diccionario ni de abstracciones rebuscadas para despuntar. Con sencillez y profundidad emocional evita caer en las catarsis que suele tener un género como el diario íntimo. Las evita con silencio, con seguridad de la inteligencia su lector.
La raíz de la memoria es delicadeza sin ser fragilidad. Hay una luminosidad que irradia de sus páginas, reivindicación de la vida mirando a la muerte en los ojos. No escapa de la crudeza ni se vuelve escarnio. Como toda buena novela es viaje. Un viaje de verano que torna en nostalgia.
- Datos de la autora: Purificación García Díaz (Málaga, 1961). Licenciada en Filología inglesa, fue publicada en múltiples obras colectivas. Actrices secundarias (2018, su primer libro de cuentos) y El malestar de la felicidad (2022, segundo libro de cuentos). Esta es su primer novela.
- Datos de la obra: La raíz de la memoria (2020, Ediciones del Genal, Málaga). 173 pp.