“Quédate conmigo” de Ayọ̀bámi Adébáyọ̀ / Por Pablo Delgadillo

“…descubriremos hasta qué punto puede la presión familiar doblar los límites que creíamos incuestionables”


Un conflicto armado sacude Nigeria, corren los años ochenta y un golpe de estado (uno más de los tantos que ha tenido desde que se independizó) ha convertido, de nueva cuenta al país, en una dictadura militar. Los altos mandos del ejército prometen lo de siempre, una transición hacia la democracia apenas se consiga acabar con los corruptos enemigos del país. Hasta entonces, reprimirán con las armas cualquier forma de protesta que surja. La población civil ajena a la lucha de poderes no tiene más opción que esperar el día en que se puedan celebrar las prometidas elecciones y que el gobierno provisional cumpla su promesa en caso de resultar perdedor.

Pero no será de esta pugna en la que ahondaremos mientras leamos la primera novela de la escritora nigeriana Ayọ̀bámi Adébáyọ̀. Ella opta por dejar el fragor de aquellos conflictivos años como un mero acompañamiento, una música de fondo para la verdadera lucha, la de Yejide.

Los oponentes de esta joven mujer arrastran consigo las antiguas de la cultura yoruba y los ataques llegan por dos frentes, los recuerdos de la propia familia y por el otro, la familia de Akinjele, su esposo. ¿De qué se le acusa a ella? Un crimen atroz, ser incapaz de procrear un hijo pese a tener años de casada.

Pesa sobre la mujer un triste historial difícil de ignorar. Es hija de una primera esposa de linaje desconocido sino es que inexistente. Por si fuera poco, la desgracia se acentúa a ojos de sus otras seis madres porque mató a la propia durante el parto. Es en conclusión una mala hija, una mujer de la que se ha de esperar lo peor. De ahí que es obligada a vivir como proscrita dentro del entorno familiar. No fue merecedora de arrojar tierra a la tumba de su padre cuando este murió, su dolor era menos importante. Tampoco gozó del privilegio de recibir cariño por parte de las otras esposas, hasta los cuentos para dormir en las noches le fueron negados y no tuvo más opción que escucharlos de contrabando.

El abandono refuerza una idea en su interior (quedará en el lector decidir si es propia o impuesta) tendrá un hijo, algo que será enteramente suyo. Alguien que la ame sin importar su linaje o la clase de persona que este destinada a ser.

Mientras tanto, la familia de su esposo no puede seguir permitiendo la humillación de que siga sin nacer un nieto en el matrimonio, Akinjele es un primogénito y por tanto, su destino solo debería traer cosas buenas. Por eso, y aún cuando la pareja no práctica la poligamia, un buen día aparece una segunda esposa en casa bajo el precepto de que cuando esta se embaracé, el llanto del niño llamará a otros niños. Así es como Yejide por fin podrá embarazarse dice la madre de Akinjele.

Él también luchará por conseguir la paz, una que satisfaga tanto a su familia como a cada una de las esposas. Para Yejide no es tan fácil, su experiencia le dice que la llegada de esta segunda mujer le depara un futuro precario. Entiende que cuando una nueva esposa entra en casa es porque la utilidad de la anterior ha comenzado a menguar.

La desesperación aumenta y no queda más que aferrarse a soluciones mágicas o a medidas extremas, por muy absurdas que estas parezcan. Si debe reemplazar a los médicos por los brujos lo hará encantada. Si es un niño lo necesario para salvar al matrimonio está dispuesta a cualquier cosa. Al menos hasta que las mentiras comienzan a salir a flote.

Tras su publicación, Quédate conmigo (2017) le valió un par de premios y reconocimientos a su joven autora gracias a la llamativa narración que alterna entre los puntos de vista de Yejide y Akinjele. Es a través de ambos que descubriremos hasta qué punto puede la presión familiar doblar los límites que creíamos incuestionables y qué tan peligroso es taponar con mentiras los huecos de nuestro entorno con tal de que los terceros no se inmiscuyan.

El único “pero” que podría ponerse al libro es que el final parece apresurado y una salida fácil para toda la tensión que se había venido acumulando capítulo a capítulo.

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