El último en morir de Xavier Velasco / Martin Petrozza

El estilo de Velasco es digerible, ligero, arriesgado y ágil. Sin ninguna pretensión literaria más allá de la de contar una historia…


El último en morir

6.8

TRAMA

6.0/10

PERSONAJES

6.0/10

ESTILO

9.0/10

ESCENARIOS/AMBIENTACIÓN

7.0/10

IMPACTO

6.0/10

Lo mejor

  • Lectura ágil

Puede mejorar

  • Una historia ya contada en otros libros
  • Mucha paja
  • No presenta mayor interés narrativo

El camino del escritor es siempre incierto. No hay un sendero señalizado, una forma segura de hacerse escritor, y mucho menos, alguna garantía de que ello ocurra. Por mucho que uno lo desee, no hay forma de asegurarlo. En El último en morir (2020), Xavier Velasco narra las vicisitudes de su camino, que inicia con la muerte de su abuela y termina con la publicación que lo consolidó como un escritor reconocido: la novela Diablo Guardián (2003), ganadora del premio Alfaguara.

El estilo de Velasco es digerible, ligero, arriesgado y ágil. Sin ninguna pretensión literaria más allá de la de contar una historia, nos adentra en su vida privada, en sus miedos, sus anhelos; en los obstáculos que la vida le puso desde que supo que gustaba de escribir, hasta que logró ser publicado y exitoso.

Si bien este estilo le caracteriza en sus obras anteriores, en la presente nos queda a deber algo: quizá emoción, quizá destreza para retratar los eventos sin que suenen a intento desesperado por sacar más jugo a la naranja de su literatura. Nos encontramos con un Velasco que a la fecha ha dado mucho de sí y que probablemente no tiene más historias que contar, excepto la de su vida, que dicho sea de paso, ya ha tratado en otras publicaciones como Este que ves (2006), o La edad de la punzada (2012). Este hecho es, incluso, narrado en la novela, de la que confiesa haber escrito por insistencia de su editora. En El último en morir, el autor se aferra a seguir contando más detalles de lo ya contado. El resultado: un libro flojo, con muchos fragmentos que bien podrían considerarse paja, y muy pocas páginas de valor literario real.

La historia del protagonista, que inicia en su pubertad y termina en su madurez, no alcanza a sorprender: un chico de clase media que a toda costa intenta ser lo que no es, vivir lo que no le tocó vivir, y que al hacerlo queda como un pretencioso. Aunque, la verdad sea dicha, un pretenciosos que logra sus pretensiones: ser un escritor famoso que pueda vivir de la literatura sin tener que trabajar en una agencia de publicidad o cualquier otra cosa que le haga sentir prostituido. Aunque, lo que nadie le explicó, es que ser un escritor Alfaguara es lo mismo, y hay que trabajar con gusto o sin él; escribir novelas cada año que generen ingresos al regente, con ganas o sin ellas. Quiso huir de la explotación laboral, y acabó en la explotación literaria. Prueba de ello, este libro.


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