Yoga. Emmanuel Carrère

En Yoga el autor francés nos confiesa que en un inicio su intención era hacer un libro feliz, un libro superficial que explicara a las personas cuáles es el objetivo de esta práctica física y espiritual.


Yoga

9

Trama

9.0/10

Personajes

8.8/10

Estilo

9.0/10

Escenarios/Ambientación

9.0/10

Impacto

9.0/10

Lo mejor

  • La conjugación de diversas técnicas narrativas para abordar casi siempre cuestiones sobre la identidad o el desarrollo de la ilusión
  • El abordaje del tema de la depresión personal sin ambages y bastante descarnada
  • La reconstrucción que realiza del tema de la migración hacia Europa, a través del Mediterráneo, y los campos de refugiados que se ha construido en las islas de Grecia

Puede mejorar

  • La imposibilidad de abordar el tema de la separación del autor, uno de los causales de su depresión, lo que hace que el libro tenga una sensación de que algo no se nos está contando

El escritor francés Emmanuel Carrère (París, 1957), es considerado como el dueño absoluto de la literatura de no ficción. Él mismo se ufanaba en sus libros de que todo lo que se contaba en ellos era completamente real. Hasta ahora que se publicó Yoga, su más reciente libro por la editorial Anagrama. Los libros de Carrère no pueden ser considerados novelas, pero tampoco son libros de crónicas o de investigación periodística. Los libros del autor francés conjugan todas estas técnicas narrativas para abordar casi siempre cuestiones sobre la identidad o el desarrollo de la ilusión.

Su libro El Adversario, publicado en 2000, nos cuenta la historia de Jean Claude Romand, ciudadano francés que durante 18 años engañó a su familia y a sus amigos al asegurar que era médico y que trabajaba para la OMS, y que terminó asesinando a su esposa, sus dos hijos pequeños y a sus padres, para evitar ser descubierto en su engaño. Un libro poderoso en donde el escritor deja de lado la ficción, para contarnos y acercarse a la historia de Romand.

Pero el año pasado Carrère volvió a publicar después de varios años de silencio, en el que el autor se había hecho acreedor a varios premios internacionales, como el que otorga la Feria del Libro de Guadalajara, pero en los que no había publicado nada después de su libro El reino, publicado en 2015. En Yoga podemos conocer la razón de ese silencio que se extendió durante casi seis años: El descenso a una depresión profunda, con tendencias suicidas, que llevó al escritor, periodista y director de cine y documentales, al hospital psiquiátrico, en donde recibió terapia de ketamina y electroconvulsiva, que antes conocida como de electroshock. Ahí también fue diagnosticado con trastorno bipolar. Algo que le permite entender al escritor de obras como Limonov, Una novela rusa o De vidas ajenas, las razones de sus cambios profundos de humor y de sus tendencias autodestructivas.

Pero en Yoga el autor francés nos confiesa que en un inicio su intención era hacer un libro feliz, un libro superficial que explicara a las personas cuáles es el objetivo de esta práctica física y espiritual. Para esto el escritor viajará a un retiro espiritual, en donde debe mantenerse en completo silencio a lo largo de toda una semana. Pero sus planes se verán trastocados, por diversos hechos. Entre ellos el ataque a la revista Charlie Hebdo, en donde es asesinado la pareja de una de sus mejores amigas. Y su divorcio. Un tema que sin embargo no será abordado por el autor a lo largo del libro, pues su exmujer inscribió una cláusula en el contrato matrimonial que le permitía borrar toda referencia a ella en la obra posterior del escritor.

Así que en Yoga los lectores haremos un largo circunloquio para entender las razones de la profunda depresión que lo aqueja. Y sentiremos que nos falta una pieza esencial para entender las razones de la caída profunda del autor, quien permaneció dos meses en un hospital psiquiátrico, y quien después realizaría un viaje a Bagdad, para realizar un reportaje, que no salió bien. Después se instalará en Grecia, en donde sería testigo de la crisis de los refugiados, que intentaban cruzar el Mediterráneo, para llegar a Europa, escapando de la situación de crisis en Afganistán, Pakistán o Siria.

En Grecia, Carrère se vería impulsado a trabajar con los migrantes atrapados en la isla de Lesbos, como una forma de sentirse útil al mismo tiempo.

Yoga es así una obra de ficción (ya que el mismo autor así nos lo hace saber), que toma como elemento central una vez más la vida de su autor y sus tribulaciones emocionales. Pero en esta ocasión, el autor francés no puede contarnos todo lo que quisiera, no puede echar mano de todas sus vivencias para desarrollar una obra en donde lo más importante es buscar entender las motivaciones personales. Identidad propia que al mismo tiempo nos habla de las preocupaciones de los seres humanos.

Yoga se empezó a escribir en diferentes periodos desde 2015, aunque se publicó el año pasado, cuando el mundo se encontraba en medio de una pandemia y el miedo y la zozobra envolvía al mundo. Yoga tiene esa sensación de oscuridad que muchos hemos compartido a lo largo del último año. Una sensación provocada por supuesto por la depresión del autor, pero también sustentada por los hechos sociales y políticos que nos narra el libro, que nos da cuenta de que el mundo está en crisis desde hace años, gracias en muchos sentidos a los extremismos políticos y religiosos, al racismo, a la intolerancia.

Una crisis que se puede observar de manera clara en la tercera parte del libro, cuando el autor nos habla de los campamentos de refugiados en Lesbos y de sus cuatro alumnos del taller de creación literaria que ha montado junto a una exprofesora universitaria de los Estados Unidos. Conocer la historia de los migrantes que han quedado varado en las islas en sus viajes hacia Bélgica y Alemania, revitalizarán al autor, y le permitirán también enfrentarse a su depresión e intentar cambiar sus actitudes autodestructivas, lo cual, le permite abrir una leve ventana de optimismo al final de un libro repleto de duelos y viajes al oscuro mundo de la depresión.

Yoga es un libro, una narración en donde la materia prima del autor sigue siendo la realidad, sus vivencias personales, sus experiencias y sus emociones. Sin embargo, el autor en esta ocasión tiene que matizar, crear ficción a partir de su vida, de su profunda depresión, para generar una maquinaria que sigue siendo oscura y profundamente inquietante, lo cuál nos demuestra, que en realidad las capacidades narrativas de Carrère siguen intactas.

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