Librerías de Jorge Carrión / Daniel Salinas Basave

Librerías no es por fortuna un catálogo o una guía ordenada, sino el cuaderno de viaje de un mochilero…


Por Daniel Salinas Basave

@DanielBasave

Para quienes somos bibliófilos irredentos, las librerías (y los libreros que las impulsan) forman parte de nuestras vidas. La librería no es un simple espacio comercial donde se venden los objetos del deseo, sino una pista de despegue hacia universos lejanos, un umbral hechizado, un auténtico santuario. Creo que todos los adictos a los libros hemos desarrollado alguna vez una relación pasional y acaso obsesiva con una o varias librerías y sin duda nos hemos hecho amigos de algún librero. Sin embargo, los bibliófilos tenemos una extraña forma de gratitud, pues hablamos y escribimos mucho sobre los libros que leemos y sus autores, pero raramente le damos su lugar a la librería donde los encontramos y al librero que nos lo vendió y recomendó.

Por fortuna, el colega Jorge Carrión es un bibliófilo agradecido en cuyo cuaderno de viajes fue liberando notas, anécdotas e ideas sobre los santuarios librescos que ha visitado a lo largo del planeta. El resultado fue Librerías, una obra que alcanzó la categoría de finalista en el Premio Anagrama de Ensayo (y a que mi juicio personal es el campeón sin corona, pues es una obra mucho más profunda y ambiciosa que la ganadora), Librerías no es por fortuna un catálogo o una guía ordenada, sino el cuaderno de viaje de un mochilero.

Leer y viajar son dos pasiones por las que la vida vale la pena ser vivida en mil y un reencarnaciones y el ensayo de Carrión es ante todo el diario de un peregrino que va recorriendo librerías en los cinco continentes. El peregrinaje incluye rincones poblados por fantasmas de genios y locos, como la célebre Shakespeare and Company de París, La Strand de Nueva York, la Stanfords de Londres y la Eterna Cadencia de Buenos Aires, pasando por la librería en funcionamiento más antigua del mundo que es la Bertrand de Lisboa o librerías que fungen como embajadas en territorios que marcan umbrales entre dos universos culturales como Librairie des Colonnes en Tánger o Bazar de los Libros en Estambul. Por supuesto hay también anécdotas de libreros y lectores célebres, para quienes una librería pudo ser algo más que un proyecto de vida o un refugio. La primera imagen de la obra describiendo a un personaje de Stefan Zweig llamado “Mendel el de los libros”, me hizo creer que Carrión había visitado el Pasaje Rodríguez y había conocido al guardián de los libros antiguos, el mismísimo don Ramón Nava y Nava, patriarca de los libreros de la región. La imagen de un anciano cuya barba es un musgo gris y que recuerda con precisión cada pequeña estrella del universo de los libros, me hizo creer en la posibilidad de la reencarnación o la materialización de personajes literarios. Carrión, quien ya estuvo en la Feria del Libro de Tijuana en 2012, sin duda no tuvo alguien que lo llevara a conocer a don Alfonso López y su Librería El Día, pues seguro estoy que de haberlo conocido lo habría incluido en su cuaderno.

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