El juego secreto de Moctezuma de Omar Nieto / Miguel Ángel Hernández Acosta

Por Miguel Ángel Hernández Acosta


Existen historias contadas tantas veces que hacen olvidar la tragedia a que deben su épica. En México la formación de la identidad nacional está filtrada por un pasado español y por el de los pueblos originarios. Sin embargo, mientras descubrimos y nos enseñan nuestra historia, vamos conformando un pasado común que lo mismo tiene nombres castizos que étnicos, y el resultado es un desconocimiento de la variedad de grupos que existieron antes de la Conquista española y una única bruma con olor europeo que recorre las regiones que hoy conocemos como México y que se adueña de todo a punta de fuego y espada. La visión parcial de ese tiempo pone un velo en donde sólo hay dos bandos: los extranjeros y nosotros: los mexicanos (aunque en ese momento no exista la idea de nación). La historia escolar, además, va de esa conquista bélica a un pasado novohispano en donde se ha asimilado una identidad mexicana y donde se deja de lado la variedad de circunstancias que obligó a la unificación de un país.

Omar Nieto, en El juego secreto de Moctezuma, imagina con gran detalle qué pasaría si la conquista española se hubiera visto detenida por el asesinato de Hernán Cortés. Para ello descubre un hecho que pudiera transformar la historia y lo afinca en el huey tlatoani mexica Cuitláhuac, quien no muere tras contraer viruela (como ocurrió en realidad). En cambio, es escondido para después de padecer fiebres, tener una revelación divina y comprender que, para combatir a los españoles, debe lograr alianzas y luchar con las mismas técnicas que los europeos, empezar a recorrer el territorio de lo que después será México en busca de coaliciones.

Como en una especie de bola de nieve, este hecho basta para alterar el destino de los pueblos originarios. Y si en ese punto los españoles han logrado ganar batallas, dominar comunidades, violar mujeres y esclavizar a los nativos, que la cabeza de Cortés bañada en oro se tome como símbolo de una rebelión provoca que los pueblos vayan uniendo fuerzas y dejen de considerar un hecho la dominación española. A esto habrá de sumarse la magia que rodea la presencia de Cuitláhuac, a quien se considera un ser que regresó del mundo de los no encarnados y por ello se le toma como el destinado a romper el yugo europeo.

Esta novela mezcla capítulos donde se habla de la dominación española (de la historia que conocemos) con otros en donde se sigue a Cuitláhuac en su recuperación de la viruela y en su camino por lo que después será México, ofreciendo tratos a diversos grupos de pueblos originarios con la promesa de que la esclavitud o la dominación por parte de uno (en este caso de los aztecas o los españoles) terminará cuando hayan vencido al enemigo común. En este recorrido se conoce lo mismo a nahuas, tlaxcaltecas, chichimecas, mayos, sinaloas, purépechas, yaquis, zapotecos, mixtecos, tlahuicas, tlatelolcas y huejotzincas, entre otras muchas etnias. Además, se va y viene por un territorio que en ese entonces no es aún un país. Éste es uno de los méritos de El juego secreto de Moctezuma, pues hace posible comprender la compleja situación entre comunidades originarias, misma que propició (en la realidad histórica) la caída de Tenochtitlan y (en la visión de Nieto) la contraofensiva mexicana.

A lo largo de sus páginas, en esta novela se puede apreciar cómo se conforma un ejército confederado bajo el mando de Cuitláhuac, y cómo la misma cosmovisión de este líder se transforma y contrapone con la de Moctezuma (su hermano y el último tlatoani mexica), pues a diferencia de este último, Cuitláhuac escucha al pueblo, reniega de la ostentación de sus antepasados inmediatos, incluye a sus cercanos en las decisiones y es capaz de entender que sólo al estar en el lugar del otro y lo que ha sufrido bajo el dominio (español o azteca) es que podrá convertirse en un líder de verdad.

Omar Nieto hace gala de una erudición sobre el pasado mesoamericano a lo largo de su novela, así como de un amplio registro de la literatura de la Conquista y sus formas. Con ellos logra que el lector se sienta inmerso en ese mundo, en ese tiempo, y pueda comprender todas las circunstancias que hicieron posible la rendición de México, pero también (en el caso de su ucronía) la derrota de Cortés y los españoles. En un relato que inicia con la llegada de Cuitláhuac a Cádiz, Nieto explora el “hubiera” y desarrolla una serie de conjuras y misterios que permitirán conformar esa realidad alterna donde es verosímil el triunfo de esa gran confederación indígena, como el narrador la llama. Así, El juego secreto de Moctezuma se hace un lugar dentro de la literatura especulativa actual y, a la par de las celebraciones recientes al respecto, pone un tema de interés histórico en la discusión pública y en el mundo literario. Es, pues, una invitación a volver a la Conquista, pero también una interrogante para explorar qué tanto hemos cambiado como nación.

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