Antwerpen de Daniella Blejer / Eduardo Mier Hughes

Por Eduardo Mier Hughes

Si los libros hablan de otros libros (Umberto Eco dixit) ¿las historias de viajeros hablan de otras historias de viajeros?

Con el propósito de conocer y desentrañar la historia familiar, una mujer se dirige desde México a la ciudad de Antwerpen, Bélgica – Amberes, cuyo nombre flamenco refiere a la leyenda de un gigante que cobraba peaje a los capitanes de navío bajo la amenaza de cortarles una mano y arrojarla al río Escalda. El gigante, se dice, fue derrotado y una de sus manos cercenada por un audaz capitán. La mano corrió la misma suerte de las anteriores víctimas y para siempre reposa en el lecho del río-. El relato, en dos planos temporales, nos lleva a la Amberes actual, donde la viajera sigue el rastro de una familia, la de sus abuelos, forzada a separarse por el terror nazi. En el segundo plano -¿o será el primero?- se cuenta la historia de ese rastro: Los abuelos de la viajera moderna abandonaron su hogar, al cual también habían llegado como emigrados. Su camino es el mismo de todos los que han tenido que huir: por dónde Dios les permita. En este caso, la pareja judía logra escurrirse del horror de las deportaciones y del exterminio para finalmente recalar en México, país generoso o díscolo con los refugiados, según sea el caso o el sexenio.

Nuestra viajante llega al corazón mismo de su historia: Antwerpen; recorre sus calles siguiendo una pista vaga dentro de otra pista vaga: una imagen dentro de una imagen, una sombra en las sombras. Sin mucho éxito, su regreso a México resulta igual de escurridizo y azaroso que el viaje de sus abuelos.

En un sentido profundo, el de la búsqueda personal, la autora sigue los pasos de sus fantasmas. Caminando por donde caminaron los ancestros, respira un aire que no es el mismo aire pero a la vez sí lo es. Un trazo, una huella, una marca, los caminos quedan impresos en un palimpsesto que se actualiza a cada momento (De Certeau). Aún sin lograr su objetivo primario, la viajante alcanza uno superior: traer al presente el tránsito de los errantes, recorrerlo, sentirlo y mantenerlo con vida. No es una historia que se repita: es una historia vuelta a vivir.

La Historia de la humanidad está conformada por historias de viajeros; viajeros que llegan y se establecen o que tienen que seguir viajando; la aventura es viaje; el comercio es viaje; los descubrimientos son viajes; la guerra también lo es. Los viajes son albures que urden los destinos. Un solo cambio en la historia y ¡zas! ya no estamos; o si estamos no somos los que somos; o quizá sí lo somos, pero en otra parte y presumiblemente con otro nombre. Un tren que se retrasó; un dato equivocado; una cita incumplida; una promesa olvidada. ¿Quién no tiene en su árbol una rama que viene de sabrá Dios dónde? Líneas que se cruzan con otras líneas. Ancestros ocultos e incluso postizos. La viajante nació en México porque, a pesar de la veleidosa política migratoria, sus abuelos consiguieron la residencia y, posteriormente, la nacionalidad.

Y no viajaron más.

Antwerpen, de Daniella Blejer, (publicado por la editorial Librosampleados)
inevitablemente nos lleva a cuestionarnos acerca de los infinitos recovecos de nuestras historias. Cuando nacemos, nuestros padres suelen pensar, imaginar, desear, planificar y hasta llegan a decretar un futuro. No sabemos que tan a menudo eso se logre, pero sí es seguro que son muchas las veces que los futuros, que los destinos, simplemente no obedecen. Cuando nos detenemos ya todo está escrito aunque todo esté por escribirse. Nostalgia por los que no están: desazón por aquellos de los que no se sabe nada. La búsqueda de los fantasmas tiene el fin de concluir el duelo de generaciones de antepasados cuyas últimas palabras nunca llegaron a decirse o no hubo quien las escuchara.

Al final del relato, el rastro de aquella imagen dentro de otra imagen parece que no solo está en ultramar. El viaje, al fin, se cerró al mirar hacia adentro.

Antwerpen, una novela que recomendamos con las más vivas instancias.

Eduardo Mier, una lluviosa noche de octubre del 22, en algún lugar de Xalapa.

4.4 5 votos
¿Qué te pareció el artículo?
Suscribirse
Notificarme
guest
0 Comments
Ve todos los comentarios